El trabajo en red (I)

“…Sabemos cómo hemos comenzado; no podemos decir dónde llegaremos. (…) Todos hemos de cooperar. Aquí no hay uno sólo y los demás son comparsa, sino que cada cual tiene su sitio, su deber, su responsabilidad.” (P.Poveda, 1919)

Está de moda hablar del trabajo en red. Pero, ¿sabemos hacerlo?… Trabajar en red es  “otra” manera de trabajar, dentro de las organizaciones y en las relaciones entre ellas, otra forma de funcionar, de actuar, de compartir la información, de trabajar como un solo equipo cohesionado… No es un cambio superficial, es una transformación profunda de la cultura asociativa y de participación.

La complejidad del mundo en que vivimos requiere un cambio de mentalidades en las personas que nos dedicamos profesionalmente y/o personalmente a los diversos espacios en los que hoy se juega la educación.

Son variadas las razones que nos pueden impulsar a esta necesidad de cambio. Entre estas razones cabe destacar que los tres espacios que tradicionalmente han sido los grandes promotores de los procesos de enseñanza y aprendizaje: la familia, los centros educativos y el entorno de vecindad, están transformándose a un ritmo que compromete seriamente la capacidad de educar con sentido para la vida cotidiana.

Los modelos familiares han cambiado y con ellos también sus espacios y procesos educativos. El espacio amplio de familia se ha reducido y los grupos de pares sustituyen muchas veces, en su incidencia en los más jóvenes, al papel educativo que juegan los adultos en sus vidas, muchas veces ausentes por rupturas familiares o sencillamente por razones de trabajo. Muchas familias delegan su función educativa en la escuela y con ello se inhiben de su rol fundamental en el desarrollo de todas las personas que la constituyen.

Los centros educativos están cambiando de manera significativa el modo de concebir su tarea, para asumir roles que van más allá del mero carácter instructivo tradicional y que inciden en su carácter socializador y educativo. Educar para la vida cotidiana, rompiendo los muros escolares para abrir el aprendizaje a un mundo cada vez más globalizado es en la actualidad una tarea ineludible de la escuela si quiere formar para una ciudadanía global crítica y comprometida.

En nuestra sociedad globalizada, las relaciones de vecindad se están difuminando tanto presencial como virtualmente. Hoy los medios tecnológicos y las grandes aglomeraciones humanas nos permiten una mayor presencia y también su otra cara: un mayor anonimato. La dimensión espacio-temporal de los sujetos también se ha globalizado. Esto está modificando nuestra cultura, nuestras relaciones, nuestra manera de concebir la realidad marcada por una sociedad multicultural y diversa, que precisamente por serlo provoca conflicto en nuestra manera de concebir las relaciones de “vecindad”. Nos encontramos en muchas situaciones confiando más en colectivos o personas que se encuentran en nuestras antípodas, que en aquellos o aquellas con los que compartimos el espacio de la cotidianeidad.

Los cambios en los entornos de aprendizaje no se pueden realizar aisladamente, sin interaccionar todas las personas e instituciones implicadas en los procesos educativos: la apertura de nuevos espacios educativos como las redes o la calle, la ciudad o los medios, la vecindad o la salud, el arte o los mundos políticos, de consumo, tecnológicos…nos “obligan” a todos los educadores a una nueva forma de trabajo colaborativo: el trabajo en red.

Hay muchas razones para que apostemos por el trabajo en red:

  • El mundo cambia a gran velocidad y educar para integrar este cambio de forma integrada, crítica y con capacidad transformadora exige establecer relaciones de cooperación, que permitan incidir de otra manera en la realidad.
  • La mayor parte de los problemas reales  son complejos (que no necesariamente complicados) y necesitan de soluciones complejas. Por ello apostar por la diversidad de respuestas puede contribuir a aumentar la capacidad creativa.
  • La Tecnologías de la Información y de la Comunicación (TIC) y también las Tecnologías para el Aprendizaje y el Conocimiento (TAC), nos permiten una nueva forma de abordar los problemas: la sociedad relacional y la sociedad del conocimiento.
  • Necesitamos renovar nuestras organizaciones si queremos que los procesos de enseñanza y aprendizaje sean significativos para el mundo real.

Trabajar en red no es (sólo) trabajar con Internet. Existen redes virtuales, pero también redes presenciales o mixtas. Las primeras exigen un aprendizaje tecnológico que en muchas ocasiones no está al alcance de todo el mundo (brecha digital) aunque también aumentan la capacidad de comunicación y aprendizaje.

Las redes presenciales crean lazos más efectivos y aumentan la motivación. Sin embargo, estas o se realizan en un entorno de vecindad o en el interior de las organizaciones o suelen encarecer el coste de los desplazamientos. Las redes mixtas aumentan el “mapa de riquezas” de las entidades que la conforman y permiten disminuir significativamente la problemática de las estrictamente presenciales o virtuales.

Iniciamos este blog con el deseo de que sea un punto de encuentro virtual con todos/as aquellos/as con los que colaboramos. Esto no impide la posibilidad de encuentro en diversos espacios presenciales de los que también iremos dando noticia.

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